domingo, 9 de abril de 2017

¿Tienen los políticos la solución?

Estados Unidos es el país con mayor renta del mundo. Posee una tasa de paro por debajo del 5% y unos niveles de productividad, innovación y desarrollo más potentes del planeta. Lidera todos los rankings de competitividad internacional y es destino de muchos inmigrantes de todo el mundo.
Muchos son detractores de las políticas económicas de este país y las consecuencias de desigualdad que genera.

La iniciativa por evolucionar y prosperar es una condición inherente a las personas, ya sea por intereses individuales o por los intereses de quienes les rodean. Es vago y pobre el argumento de combatir la desigualdad aumentando el poder político. La desigualdad entendida como pluralidad y diversidad no debe plantearse como un problema. La igualdad que debe existir en un país es la igualdad ante la ley, nunca la igualdad de resultados. El problema no es desigualdad de un país, sino en el nivel de pobreza que padece.

Existen tres tipos de desigualdad económica, la desigualdad de consumo, de renta y de riqueza. La más mediática es la desigualdad de riqueza, pero la que es más importante y afecta directamente a los ciudadanos de un país es la desigualdad de consumo.

La persona más rica del mundo es Bill Gates, que acumula un patrimonio de más de 80.000 millones de dólares. Muchos piensan que la solución pasa por que los ricos paguen más, pero es absurdo pensar que para combatir la pobreza debemos extraer de forma coactiva la riqueza que este empresario ha acumulado durante toda su vida. El patrimonio de Bill Gates está repartido principalmente en acciones de Microsoft, por lo que la solución mágica que algunos proponen se traduce en quitarle acciones de su empresa para venderlas y así redistribuir la riqueza. Además de la injusticia, no solucionaría ningún problema de desigualdad, pues las acciones de la compañía caerían y se generarían despidos masivos. Esta práctica ya tiene nombre, se llama expropiación, algo que algunos gobiernos han llevado a cabo y se ha traducido en consecuencias devastadores para el país y los ciudadanos del mismo.

Si de verdad pensamos que los políticos son la solución estamos bastante equivocados. Regular y poner trabas al libre comercio solo traerá pobreza para los ciudadanos. Muchos hablan de los problemas de desigualdad que los países avanzados tienen, pero no proponen medidas coherentes para que el país crezca y evolucione, solo hablan de mayor redistribución de la riqueza. Son muchos los ejemplos que hay para argumentar esta opinión. Desde las economías más planificadas de América Latina, pasando por las diferencias entre Corea de Norte y Corea del Sur, hasta la Alemania del Este y del Oeste. El libre comercio beneficia a todos, tanto a países pobres como países ricos. La globalización ha permitido que muchos países subdesarrollados tengan la oportunidad de prosperar y crear riqueza, aumentando el nivel de bienestar de los ciudadanos.

La economía no es un juego de suma 0. La riqueza no es algo estático e inamovible, sino que crece y cada vez hay más cantidad disponible para todos. Queda más que demostrado que el mercado asigna los recursos de manera más eficiente y pensar que un burócrata conoce cuales son las necesidades de cada ser humano sería pecar de ingenuidad.

lunes, 11 de mayo de 2015

Sobre el trabajo y su retribución (reflexión sobre La Riqueza de las Naciones) Parte II

A partir de aquí, y partiendo desde la base de que precio = valor = retribución, debemos ver de qué está compuesto dicho precio, que en la teoría de Adam Smith está compuesto por 3 factores de producción:
            -Salario como la retribución que recibe el trabajador.
            -Beneficio como la ganancia por el capital usado.
            -Renta como retribución de la tierra utilizada.
Sin embargo, debido al cambio de la figura del empresario, que al principio se refería simplemente como empresario propietario (capital), se debe añadir otro factor a la producción:
            -Actividad empresarial, como la propia actividad del empresario.
Estos factores no tienen que ser dados por distintas personas, por ejemplo un autónomo que posea su propio despacho y trabaje solo sin empleados reúne tanto el trabajo, como el capital para poner en marcha su negocio así como el espacio utilizado y evidentemente la gestión de todos los recursos del despacho. Sin embargo, por otro lado, un pequeño despacho donde un particular posea el local donde trabaje, el capital haya sido dado por un banco y el trabajo sea puesto por el empresario como por el trabajador, los factores se dividirían de esta manera; el particular cobraría su alquiler, la renta, el banco cobraría intereses por poner el capital, el beneficio, mientras que los trabajadores cobrarían los salarios por su trabajo y el empresario el propio por la gestión de los recursos y su trabajo en general. Esta es la estructura de la mayoría de las empresas en España y la que tiene la fuerza productiva del país.

La suma de todos estos factores nos da el precio del producto, y cada uno de estos factores tiene, según su actividad, una remuneración corriente o natural por lo que podemos decir que también existe un precio natural para cada producto. Este precio o valor viene dado por la sociedad y los recursos que se utilizan para ello, este precio de equilibrio. Ahora bien, este precio puede variar según la circunstancia del momento y puede oscilar por encima de este valor natural o por debajo dependiendo siempre de la situación de la oferta y la demanda, es decir, si se da una situación en la que la demanda supera a la oferta, el precio subirá y vicerversa. Según esta oferta y demanda además podemos explicar los distintos componentes que al final fijan el precio, sobre todo los derivados del “trabajo”, “capital” y “actividad empresarial”.

En primer lugar, cabe señalar que en el corto plazo, cada uno de estos tres factores tienen intereses contrapuestos ya que cada cual querrá sacar el máximo partido de su trabajo. Sin embargo, en el largo plazo, sus intereses tenderán a converger ya que al tener una buena coordinación podrán conseguir un mayor beneficio que se traducirá sobre todo en mayor salario, y mayor beneficio para el empresario, por otro lado, el que financie el capital no perderá su dinero y eventualmente podrá seguir financiando a esta empresa obteniendo un beneficio. Sin embargo, y continuando en el corto plazo, es importante darse cuenta cómo funciona esta oferta y demanda en cada componente, empezando por el trabajo por cuenta ajena.


El trabajo por cuenta ajena, cuyo beneficio viene dado por un “salario”, tiene una remuneración que no escapa a estas normas de oferta y demanda, de hecho la teoría de Adam Smith sobre el salario viene dada por esta, y viene a decir que una economía dinámica y en crecimiento experimentará salarios más altos debido a que el desempleo caerá gracias a los empleos que se vayan creando debido a una nueva demanda que se creará iniciándose una espiral que aumentará los salarios de los trabajadores. Básicamente, esto se produce debido a que la caída del desempleo reduce la oferta de trabajo, mientras que la demanda (empresas) queda igual. Sin embargo, el salario del trabajador sólo podrá subir tanto como produzca este trabajador, ya que en caso contrario el empresario incurriría en pérdidas por tenerlo contratado. Por otra parte, hay en esta oferta y la demanda otro factor muy importante a tener en cuenta, estos movimientos establecerán en qué punto se encontrará la remuneración del salario, sin embargo, estos movimientos girarán alrededor de un punto de equilibrio, este punto de equilibrio es la clave ya que alrededor de él se harán los movimientos (sin embargo este punto de equilibrio es dado siempre por la sociedad, no por ninguna institución de manera unilateral), de ahí las variaciones en las tasas de desempleo medias de país en país. En este punto de equilibrio cobra especial relevancia las políticas emprendidas por cada gobierno, aquellos que emprendieron medidas en favor del libre mercado han tenido no sólo tasas de desempleo más bajas, sino sueldos más altos. Esto es posible explicarlo mediante este mecanismo de la oferta y la demanda, y es que mientras la oferta de trabajo suele permanecer constante, la demanda puede variar de muchas maneras, mientras que unas políticas que permitan el libre transcurrir del mercado, o en otras palabras que permitan la competencia, permiten esta mejor situación para los asalariados. Esto se produce porque se permite un mayor número de actores participantes en la demanda de trabajo, lo que hace que la competencia entre estos actores sea mayor. Por lo tanto podemos decir que a cada miembro de la oferta y la demanda le corresponde una pequeña “cuota de poder”, y cuantos más actores, menos cuota. Por esto es importante que no se impida la libre creación de empresas (entre otras cosas), típico de otros países como los nórdicos o anglosajones con una regulación mínima, ya que esta regulación es la que termina protegiendo a las empresas existentes, y fomentando la ineficiencia al establecer siempre nuevas barreras de entrada. Ejemplo de estas malas prácticas son las famosas “nacionalizaciones” de un sector u otro que lo que terminan por hacer es tener un control absoluto sobre los clientes, enorme desincentivo sobre la innovación y poder absoluto sobre el trabajador.

Como ejemplo, muestro la estrecha relación entre la libertad de negocio en un país y su riqueza nacional gracias a esos altos rendimientos de los salarios y el capital. La libertad de negocio está establecida por la media de los registros de los que se disponen en el ranking de Heritage Foundation desde hace 20 años.





En la siguiente y última parte de esta reflexión sobre el primer libro de "La Riqueza de las Naciones" intentaremos ver los movimientos existentes en los siguientes factores que nos restan.

viernes, 24 de abril de 2015

Sobre el trabajo y su retribución (reflexión sobre La Riqueza de las Naciones) Parte I




Este artículo que tratará de explicar el trabajo desde la perspectiva económica constará de dos partes que tratarán de resumir lo que ocurre con remuneraciones, sus elementos y las reacciones del mercado ante un cambio de variables desde el libro "La Riqueza de las Naciones" con varias reflexiones mías.

El trabajo que realizamos, tal y como lo conocemos hoy día, suele ser un trabajo especializado, ocupado de una tarea específica, llamado especialización del trabajo. Esta especialización ha permitido aumentar la producción de bienes y servicios hasta niveles increíbles lo que puede deberse a tres razones:

            -Consecución de una mayor destreza del trabajador particular.
            -Ahorro de tiempo al pasar de una ocupación a otra.
            -Invención de nuevas máquinas al conocer mejor su ocupación.

El ser humano está motivado a esta división del trabajo, ya que tiene la necesidad de permutar, cambiar, negociar… Debido a unas cualidades, se ocupará a una actividad específica que podrá cambiar por el producto de otras actividades, ya que la otra persona también necesitará cambiar su producto por otros para sobrevivir. Este intercambio por lo tanto se produce gracias al egoísmo, por querer estar mejor, el buscar el interés propio (sin hacer mal a nadie). De esta manera podemos asegurar que la gente pueda cubrir sus necesidades demostrándose como la más eficaz en nuestra historia económica. No se debe confundir egoísmo con pasar por encima de la otra persona, sino como la voluntad de auto consecución, de querer lo mejor para sí mismo y guardar lo que es suyo inherente al ser humano. Además este sistema, al apelar a este egoísmo sano, presenta un claro incentivo, una recompensa mayor de la que se podría sacar de otra manera, y al ser mayor esta recompensa, mayor será el crecimiento (económico) humano. Un ejemplo es el carnicero que establece su tienda, no puedes basar su actividad en la mera caridad (que al final vuelve a ser parte de este egoísmo sano) ya que necesita una recompensa mayor por desempeñar su trabajo.

De esta manera, del intercambio entre personas, surge lo que para algunos es el mayor mal de este mundo: el dinero. Pero ¿Qué es el dinero? El dinero, excepto en esta parte de la historia, ha sido una mercancía más (en la mayoría de los casos la plata y el oro) cuyas características lo hiciesen fácilmente divisible, fácil de llevar, que conservase su valor en el tiempo y lo más importante; querido por todos. El dinero en realidad surge como solución al problema de la rigidez en el intercambio del trueque, ya que si produces patatas y quieres ovejas, con el trueque debes encontrar a alguien que quiera patatas y produzca ovejas. De esta manera, al dar un bien que todo el mundo aprecia y que tenga la confianza que podrá cambiar luego por otros bienes, hacemos posible el intercambio aunque no se cumplan las circunstancias antes dichas. Es decir, gracias al dinero, podemos cambiar porciones de nuestro trabajo por porciones del trabajo de otras personas, así que quien culpa al dinero de todos los males de nuestro tiempo, lo que está culpando realmente es la capacidad del hombre para crear valor y poder intercambiarlo. Es importante ver que de la anterior frase podemos deducir que por ejemplo, el salario de una persona se corresponde al valor que proporciona a la sociedad (en situaciones normales, luego entran en juego ciertas variables) siendo la propia sociedad la que decida cuál es el valor que ese trabajo tiene. Es decir, el trabajador crea un valor gracias a la producción, valor que es puesto a servicio de la sociedad mediante el comercio y que es medido por la propia sociedad. Según este razonamiento, el no permitir -ya sea mediante la excusa de la “protección” o la “necesidad de una regulación”- el trabajo de una persona, que quiera aportar un valor a la sociedad (aunque ese no sea su objetivo real) resulta altamente inmoral y, desde mi punto de vista, incluso degradante al considerar que la creación de valor de esta persona no es necesaria o no es digna de esta sociedad que lo prohíbe.

Como he dicho, el dinero, o las monedas que usamos ahora, pueden ser tratadas como meras mercancías, que simplemente son más útiles en el intercambio. Sin embargo, como mercancías también tienen un valor subjetivo otorgado por la sociedad, de tal manera podemos concluir que a la hora de medir el trabajo, existe un salario real que, siguiendo con el ejemplo del carnicero puede referirse a haber vendido 6 pechugas de pollo, y un salario nominal transferido a dinero que podría ser, por ejemplo 10 €. De esta manera, y sobre todo hoy día que estamos forzados a usar una divisa particular, estamos no sólo sujetos al vaivén del valor de nuestro producto, sino que además, lo estaremos también al de esta moneda, es decir, si los ahorros de cualquier persona están atesorados en euros, y esta moneda se hace menos valiosa, esos ahorros se harán menos valiosos, por eso, debemos ser cuidadosos cuando escuchamos palabras como “devaluar” o “depreciar”, ya que realmente lo que se produce con esto es que nuestro salario, traducido a euros sea menos valioso, estas manipulaciones pueden llevarse a cabo de maneras múltiples y muy sencillas, basándose siempre en la creación de más dinero. Por ejemplo, en el imperio romano, la técnica habitual –sobre todo cuando tenían que financiarse debido a falta de dinero, como ahora- era que se aprobaban leyes para que cada moneda contuviese menos plata, para así aumentar el número de dinero circulando pero provocando a la vez un valor menor en el mismo. Hoy día se utiliza una técnica mucho menos sutil, y es que directamente se imprime más dinero cuando se tengan motivos varios, de tal manera que se reduce el valor del euro en nuestro caso.

En esta primera parte he querido definir el trabajo y la creación de valor que se produce con él además de las ventajas de la especialización y el intercambio y cómo el mercado reacciona a la hora de necesitar un intercambio para saciar el resto de sus necesidades y cómo este método de intercambio puede a veces ser objeto de manipulación debido a motivos políticos ajenos al mercado. En la segunda parte de esta reflexión trataremos sobre las distintas partes que intervienen en la producción y la remuneración que recibe cada una de estas partes.

jueves, 23 de abril de 2015

Papá Estado y las Drogas

Drogas. Siempre se habla de ellas con cierto miedo y vergüenza, fruto de la mala imagen que se tiene de ellas en la sociedad por la constante campaña mediática que se lleva contra ellas en las últimas décadas. Pero una vez aceptadas como una más de las sustancias que puede consumir el ser humano para satisfacer sus necesidades, los argumentos a favor de su prohibición y difamación parecen difuminarse.


Contra la legalización


El argumento que más se utiliza a favor de la ilegalización es la salud. Existe un consenso sobre que las drogas afectan negativamente a la salud, aunque en muchos casos menos de lo que piensa la mayoría de la gente. Este argumento por sí mismo no parece suficiente por dos motivos.

Primero, cada ser humano debe tener responsabilidad sobre sí mismo y sus acciones. Si alguien libremente decide consumir sustancias que empeoran su salud nadie debería oponerse a ello por la fuerza. El segundo, de carácter más práctico, es que ya existen sustancias que dañan la salud e incluso podrían considerarse drogas que están legalizadas y relativamente aceptada, como el alcohol, la cafeína, la nicotina (cigarrillos) y, en menor medida, el cannabis. Además estas sustancias aceptadas no son las menos dañinas, sino que se encuentran entre las más peligrosas para el ser humano.

Otro argumento ampliamente usado en contra de la legalización es que se produciría un aumento masivo del consumo y por lo tanto de la adicción. Hoy el acceso a las drogas es relativamente fácil aun estando ilegalizadas, por lo que aquel interesado en probarlas probablemente lo haga. Además al igual que en el ámbito de la salud, no todas las sustancias adictivas están prohibidas. De hecho, la nicotina se considera que tiene el máximo potencial de adicción y sigue siendo una de las sustancias más populares y aceptadas socialmente. No parece seguir ningún principio claro ni ninguna lógica que el Estado decida a que podemos ser adictos y a que no.

También se arguye contra las drogas el hecho de que puedan constituir un “riesgo público”. El argumento contra esta afirmación es el mismo que contra las anteriores. Añadiría que existen mecanismos menos intrusivos para la libertad que solucionarían el problema del “riesgo público”, como el endurecimiento de las penas para desincentivar estos comportamientos temerarios, o la adición de cláusulas en los seguros que hagan mucho más costoso para el asegurado el verse envuelto en accidentes estando bajo los efectos de las drogas.

Existe un argumento utilizado en menor medida contra la legalización de las drogas pero que merece atención también. Se trata de que la droga puede producir individuos inútiles, dejando ciertos recursos ociosos en la economía. Esto podría resultar cierto en los casos más extremos de adicción, como se puede dar hoy en día con los niveles más altos de alcoholismo. Este problema tendría fácil solución a partir de contratos entre empresa y trabajador que prohibieran a este último consumir drogas, tal y como ocurre con el dopaje en los deportistas habitualmente. Además, incluso admitiendo esto como un problema en general, el Estado no tiene autoridad moral alguna para obligar a alguien a elegir entre ser adicto o ser productivo.

A favor de la legalización


Pero las drogas y su legalización también tienen varios aspectos positivos, muchas veces más difíciles de encontrar debido a la cultura de desinformación que existe a su alrededor. El argumento más claro y más general a favor de las drogas es el de la libertad individual y la autopropiedad. Todos los individuos deberían ser libres y responsables de hacer lo que quieran con su cuerpo, incluidas las drogas que decidan consumir. Esto incluye asumir responsablemente las consecuencias que puedan acarrear para si mismos y pagar por las que puedan acarrear a los demás

Otro argumento a favor de la legalización es la incierta definición de droga o, mejor dicho, la difusa línea que separa lo legal de lo ilegal. Como ya he comentado anteriormente, las drogas no parecen estar legalizadas en función de su potencial de adicción o daño al organismo. Así como las drogas legales están ampliamente aceptadas, cualquier droga que llevara ese tiempo legalizada también llegaría a ese nivel de aceptación social.

Tampoco hay que olvidar que las drogas tienen efectos positivos que la escasa educación existente sobre el tema se empeña en ocultar, pero que de no existir harían de su consumo una estupidez. Uno de los usos más aceptados para las drogas en la actualidad es el tratamiento del dolor y la angustia en los pacientes de enfermedades terminales, quienes en ciertos países tienen acceso a cannabis o incluso a LSD. A pesar de ello, ambas sustancias están total o casi totalmente prohibidas en la mayoría de los países, por lo que un gran número de personas se ven privadas de su uso terapéutico, ya sea recomendado o no por un especialista.

Otro de los efectos positivos más conocidos de las drogas, pero que parece tener poco peso en los poderes estatales, es la potenciación de la creatividad, tanto artística como científica. Son muchos los testimonios de grandes personalidades de las artes y las ciencias que sitúan a la droga como una gran fuente de inspiración. Existen incluso drogas que incitan a la autoexploración y el autoconocimiento, dos actividades intelectualmente muy aprovechables en cualquier ser humano.

Entre las personalidades que consumían habitualmente drogas por sus efectos positivos encontramos a grandes genios como Friedrich Nietzsche, Bill Gates, Steve Jobs, Sigmund Freud, Thomas Edison, cuyos logros son de sobra conocidos y a otros menos publicitados como el astrofísico Carl Sagan, el descubridor de la estructura de doble hélice del ADN Francis Crick, o el escritor Ken Kesey por citar algunos ejemplos.

Por último, existe un efecto positivo y muy criticado de las drogas: el entretenimiento. Los efectos de las drogas son muy variados, y muchos de ellos pueden ser utilizados sin más objetivo que pasar un buen rato, ya sea por la euforia, por la empatía o por las alucinaciones, pero no parece haber ningún argumento sólido a favor de prohibir este entretenimiento en favor de ningún otro sin violar la libertad individual.

También existe un efecto positivo de la legalización que actualmente admite poca discusión, como es la reducción de la violencia. En un entorno donde las drogas se consideran una sustancia más el poder de los narcotraficantes desparece y con él toda la violencia que ejercen para mantener su posición. Una guerra es una guerra, y el caso de la guerra contra las drogas no es menos. Cada año se pierde un gran número de vidas en esta lucha y se mantiene a un gran número de personas cautivas de un sistema inevitablemente violento, ya que las disputas no pueden resolverse por medio de tribunales u otros medios pacíficos.

La legalización haría que el poder tan concentrado en los grandes narcos se trasladara a los pequeños productores y distribuidores, que ya no tendrían que temer a la violencia de sus “capos” cuando no lograran sus objetivos, sino a la decepción de sus clientes y a las decisiones de los tribunales, equiparando la industria de la droga a cualquier otro negocio en cuanto a conflictividad de se refiere. Además, el fin de la violencia repercutiría en un menor “riesgo público” causado por las drogas, ayudando también como argumento contra aquella afirmación.

Otro argumento de gran peso a la hora de abogar por la legalización es la mejora económica que supondría. Para empezar, el mercado de la droga es un mercado muy ineficiente, ya que la prohibición impide que la oferta y la demanda reales se igualen. Una vez legalizadas las drogas, estas aumentarían su calidad y reducirían su precio, ya que los productores y distribuidores dejarían de soportar los costes de esconder la actividad de las autoridades y el riesgo asociado a las posibles sanciones legales. Esta disminución del precio provocaría que la criminalidad asociada al consumo de drogas también disminuyese, ya que aquellos que delinquen para obtener los recursos necesarios para comprarlas necesitarían menos recursos, pudiendo llegar incluso a poder obtenerlos por vías legales.

Además, el aumento de la calidad reduciría la cantidad de sobredosis involuntarias y envenenamientos fruto de la adulteración que sufren hoy en día las drogas y ante la que poco pueden hacer los consumidores. Todo esto contribuiría a reducir el efecto negativo de las drogas sobre la salud.

Otras razón para la legalización de las drogas es la posibilidad de que los gobiernos obtengan también beneficios a través de los impuestos sobre las mismas. Esta es una posibilidad que no concuerda con la visión de libre mercado y mínima imposición de los libertarios pero que no debería desperdiciarse como argumento útil para la lucha por la legalización.

Un último argumento a favor de la legalización, mezcla de varios de los anteriores, es el derecho de las personas a autodestruirse por el medio que deseen. Las drogas también pueden matar si son consumidas en cantidades suficientes, pudiendo constituir un método, probablemente más agradable, de suicidio o incluso de eutanasia.

Conclusión


Actualmente parece que existe una lenta tendencia hacia la legalización de las drogas, sobre todo el cannabis, aunque todavía queda la mayoría del camino por recorrer. Algunos de los países más avanzados en este tema son Holanda, donde la venta bajo estrictas normas y el consumo son legales; algunos estados de Estados Unidos, donde la venta y el consumo son libres; o República Checa, donde la tenencia hasta ciertos límites tanto de cannabis como de heroína es legal.

A pesar de ciertos avances, aún queda un largo camino por recorrer en el tema de la liberalización de las drogas, aunque parece ser un problema de educación más que de bienestar. Deberían ser los propios ciudadanos los que a través del conocimiento adquirido pudiesen decidir que sustancias consumir, sabiendo tanto las ventajas como las desventajas, no el Estado, a través de la violencia y la desinformación, el que decidiera que podemos tomar y que no. 

martes, 7 de abril de 2015

Un porqué del despilfarro y la famosa burbuja


Corría el año 2003, cuando el gobierno alemán y francés tuvo la gran idea de ejercer presión sobre el banco central europeo (BCE), una institución que fue creada en el año 1998 y que nada más y nada menos es la que se encarga de manejar la política monetaria de los países de la Eurozona, en los que estaba y está incluido España. La presión que mencioné anteriormente desde Alemania y Francia hace referencia a la petición de los mismos para bajada de los tipos de interés. En esta época, tanto el gobierno de Alemania como el de Francia necesitaban financiar sus políticas de gasto público para el estímulo, todavía mayor de la economía.

Esta bajada de tipos de interés, no solo afectaba a estos países, sino también al resto de países dentro de la Eurozona, lo que provocó un flujo de crédito desmedido, tanto para empresas como para particulares. En particular en el caso de España nos encontrábamos en una situación de éxtasis y euforia económica, donde el precio de la vivienda no paró de crecer. Esta subida desmesurada del precio de la vivienda no significó la entrada de numerosos especuladores, sino que prácticamente todo el mundo, tanto especialistas en el sector como personas inexpertas se quisieron meter en este negocio aparentemente tan rentable y sin posibilidades de perder, ya que a este tipo de inmuebles en poco tiempo se le podía sacar una rentabilidad muy jugosa y tentadora como para quedarse fuera.

En estos famosos años de bonanza económica las arcas públicas se llenaban los bolsillos, lo que provocó el ensalce de políticas públicas casi imperialistas desde todos los puntos de España y desde todos los niveles, con la creación de aeropuertos, carreteras, líneas de tren, entre otras, casi sin importar si podían o no ser rentables. Tanto fue el derroche de dinero de todos los contribuyentes que cuando nos quisimos dar cuenta la burbuja nos había explotado en nuestras narices.

Con el estado y los ciudadanos endeudados empezó a suceder lo que solo pocos predecían y algunos otros no querían ver, el negocio inmobiliario que parecía ser tan redondo ya no lo era. Las fachadas de los edificios se empezaron a llenar de “Se vende”, lo que produjo un temor generalizado y por lo tanto una bajada en los precios de las viviendas. En este momento, las personas endeudadas por la compra de pisos ya no podían sacar la rentabilidad deseada, por lo que se cometieron impagos de créditos a las entidades con el procedente embargo de los inmuebles. Esto produjo una brusca paralización de la construcción de vivienda y por consiguiente la quiebra de inmobiliarias y empresas del sector, además de la pérdida de trabajo de miles de personas que se dedicaban a ello.


Este es solo el punto de partida de la crisis que actualmente sigue viviendo España y que ha generado tanta desconfianza e inestabilidad en el marco económico. Con ello debemos aprender a contener las políticas de gasto de dinero público, que no debemos olvidar nunca la procedencia del mismo, el bolsillo de los ciudadanos. 

miércoles, 11 de marzo de 2015

About the Banking Union



This will be an article about the Banking Union in Europe, we need to understand the importance of this kind of laws in this field considerating it will lead us in the economic cycle. I cannot support the Banking Union, not in this terms, and I'm going to explain why.

At first, I would like to say it is important to remark something about efficients markets: they allow different business models so they can compete, the better model will grow and the bad one will disapear. The second thing about efficients markets is they have to give a good incentive for those who make good decisions and punish the bad ones (taking them out of the market).

The Banking Union will not give us any of both: at first, we are taking the most regulated market under the watch of the ECB, who decide the ratios of working to every bank along Europe, no matter their characteristics, their business model... It will lead to instability of some of the entities at first, but the worst thing is it will take to a unique business model, that will not make an efficient market. Besides, we should think who we will place on the top of this Union, the ECB does not really seem a good choice since in this financial (and mostly debt) crisis, has been the promoters of debt and financial irresponsability with their monetary expansion since the beggining of the Euro, as well, they have gone into a huge debt by itself since the beggining of the Euro.

Moreover, the Banking Union will not help to build a financial system with incentives, instead we will repeat the problem we had in this crisis: the socialisation of losses. The new mecanism called Bank Resolution Fund has an advantage, no more banks rescued with public money. But, from bank's point of view, it is the same situation, when they fall, someone is going to rescue them, and this time they will have to pay the same in any situation, no matter if they fall or not, because this Bank Resolution Funds is formed by bank's contributions, those contributions take the banks to an equality on results, what has a first consequence: non equality under the law. That is why the absence of responsability for the acts of the banks will continue and could be even increased. This takes me to the only point I agree, the bail-in for banks, although it is too moderated as the owners only pay for some liabilities, it is a beggining for a recover of the resposability and the incentives in banking.

Also, I would like to suggest that this regulation could had other points that could be more useful for investors and business in general, such as an armonization of the accounting plans of all the banks in the Euro.

I will say too, as a conclusion and a reminder: regulation, even if it is perfect, will never replace the need of a good financial culture in the society, so people know how to use their money as they like really.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Infierno fiscal 2ª parte: Historia de un robo



En esta segunda parte de esta espeluznante mini serie que por desgracia es demasiado real, y es que en España, la realidad vuelve a superar a la ficción como suele decirse, sin embargo, a veces esa realidad no es tan perceptible como pudiese parecer, y es que es más fácil recaudar en pequeñas dosis a hacerlo todo de golpe, empezando porque de esta manera el ciudadano no ve realmente lo que se le quita, así, vamos a analizar el total de lo que nos arrebatan comparado en el sueldo medio español y lo que aún es peor, a lo que es arrebatado a alguien que cobre el salario mínimo interprofesional, que son los que más lo notan.




Así, vamos a comenzar por el salario medio español bruto, que en 2013 según el INE se encontraba en 22.790€, dividido en las 14 pagas de rigor, hace un total de 1.628€. Ahora, vamos a desglosar qué pasa con este sueldo en manos de unos cuantos impuestos. En primer lugar, decimos adiós a la cotización de la Seguridad Social a costa del empresario, que representa un 29’22% del salario del trabajador, esta parte siempre ha estado oculta en el salario y que a partir del año que viene comenzará a mostrarse, tras este impuesto entonces, nos quedamos con 16.130’76€ una rebaja bastante considerable del sueldo, sin embargo, ni siquiera hemos terminado con la Seguridad Social ya que aún nos queda la parte del trabajador, que será de 6’35% sobre el salario restante, esto nos deja una cantidad de 15.106’47€, de esta manera, sólo la Seguridad Social representa una carga sobre el salario del trabajador del 33’73% cubriendo sólo gastos sanitarios, desempleo y formación profesional, un porcentaje que parece un poco alto. Ahora entramos en esta segunda fase impositiva que corresponde mayormente a IRPF e impuestos al consumo. En primer lugar debemos aplicar el IRPF que tendrá un tipo del 24’75% del restante (12’75% estatal y 12% de CCAA) aunque hay que descontar los primeros 5.150€ que tributan al 0%, lo que nos deja con , 12.716'92€ este será el importe que tendrá finalmente el trabajador medio español para gastar en lo que le apetezca, sin embargo no piensen ni por un segundo que es el fin de sus impuestos.

Ahora entramos en la fase donde podemos perder de vista muy fácilmente las cantidades que pagamos de impuestos; entramos en la fase de los impuestos al consumo, donde el gobierno de turno impone su famoso impuesto sobre el consumo, que sigue varios tipos, y además discrimina una serie de productos que se ven sometidos a una serie de impuestos especiales. De esta manera, comenzamos por el hecho de que en 2012, las familias españolas ahorraron sólo un 2’5% de sus ingresos, una cantidad ridícula, debido a la crisis y la pérdida de poder adquisitivo tanto por ésta como por las políticas monetarias llevadas a cabo, sin embargo no crean que por pequeño se libraría de su impuesto particular, de tal manera, este importe a gastar sería de 12.399€, unos de 1.033'25€ al mes. Sin embargo, tras este gasto que se produce en la media, se vuelven a esfumar una cantidad superior a los 2.495'92€ quedando la cantidad de 9.903'08€, es decir un 20’13% de lo que gastamos va destinado a impuestos y no corresponde al precio del producto. Este cálculo está hecho en función de las ponderaciones en la conocida “cesta de la compra” y el tipo impositivo que tuviesen, así mientras algunos servicios no tributan como pueden ser los servicios financieros (valor residual en esta cesta) mientras que otros productos claves como la electricidad o la gasolina tributan a unos niveles desorbitados como es que el precio de la electricidad esté compuesto en un 56’81% de impuestos y la gasolina tenga un 47’70% de su precio como impuestos. Además, las empresas se ven obligadas a sortear otro impuesto importante que no hemos mencionado en este artículo, es el impuesto de sociedades con un tipo impositivo de un 30%, que si bien se aplica después de contabilizar costes, representa una desventaja a las empresas que tributan aquí ya que impide la llegada de nuevos inversores atraídos por las ganancias (que podrían ser mucho mayores) de estas empresas y además impide la reinversión en la propia empresa lo que crearía un mayor empleo y una mayor inversión en el país. Ahora debemos acordarnos de ese pequeño 2’5% que dejamos para el ahorro, digamos que este 2’5%, que son 317'92€, se meten en un depósito, que da una rentabilidad del 6% anual, esto nos daría un beneficio de 19'07€ con lo cual lo ahorrado valdría 337€, sin embargo tendría que pasar bajo el impuesto que en mi opinión es el peor de los que tenemos, ya que el ahorro es el más vital componente de una economía, el más complicado de conseguir, y además ahora, saqueado. Y es que el impuesto sobre el ahorro, que grava a un 30% el ahorro (siempre que sea menor de 6.000€)  representa el mayor robo sobre el ciudadano y la perfecta demostración de hasta dónde puede llegar el Estado en su afán recaudatorio. De esta manera, el beneficio del ahorrador se quedó en 13'35€ y el ahorro se queda con 331'27€. De esta manera queda un salario medio tras el expolio sufrido por la Administración, de lo que podría haber sido una renta de 22.809'07€ (contando con los intereses del ahorro), nos quedamos simplemente con 10.234'35€, una simple limosna. Esto podría terminar aquí y despedirnos, sin embargo la realidad no es esa ya que si por algo se ha caracterizado esta burbuja y la crisis en general, ha sido por la compra de casas, y claro, la administración debía sacar tajada de ello, así que el famoso IBI debía crecer, de hecho ha sido quien ha salvado a los Ayuntamientos de la bancarrota tras sus irresponsables gestiones, de esta manera, el IBI medio fue  de 800€, por lo cual, la renta se nos vuelve a caer y se queda en 9.434'35€ para el año.



Ahora pasemos a un caso peor incluso que el anterior: el salario mínimo. El salario mínimo  en España en 2012 se hizo famosos por la típica imagen del salario mínimo español con el resto de Europa donde ponía que el salario mínimo interprofesional era de 641’40€ al mes, esto sería lo que percibiría el trabajador con respecto a su renta, sin embargo, ¿Cuánto vale el salario mínimo en realidad? En realidad este salario mínimo era de 16.532’11€/año (las 14 pagas), pero aún siendo 14 pagas no parece realmente un mal sueldo, ya que se quedaría en 1.180’87€ por paga, sin embargo, algo ocurre para que este sueldo se venga abajo. Esto no es magia, ni mucho menos, se llama Estado y en esta caso particular lo vemos en su mayor expresión de mezquindad y despropósito, y es que en la mayoría de países, el sistema de impuestos suele ser progresivo, una progresión que suele ir encaminada  a que el pobre pague menos mientras el rico subsana este descuento al pobre, se puede tener mejor o peor opinión de esto, pero lo que está claro es que el objetivo del sistema fiscal sería el permitir que las personas con menos recursos tengan más oportunidades, sin embargo, en España no lo vemos así, y simplemente el rico paga más, sin más, sin mayores oportunidades para el pobre ni redistribución, nada, sólo un afán recaudatorio sin límites que me lleva a pensar que tal vez  los “endemoniados banqueros sin escrúpulos” no eran más que angelitos. Lo más preocupante de esto es la filosofía subyacente en ambas filosofías: mientras por un lado tenemos una filosofía de los menores impuestos posibles (sobre todo países anglosajones), en los países mediterráneos de Europa parece que la filosofía es la contraria: los mayores impuestos posibles, esto es visible en que por ejemplo, el salario mínimo y el medio comparten tramo tanto en Seguridad Social, que es igual para todos, como en IRPF. Aquí podemos ver qué pasa con un salario mínimo a lo largo de su tortuoso camino a través de los impuestos. De esta manera, empezamos con 16.532’11€ que nos pagan al año, de aquí comenzamos quitando la Seguridad Social a cargo del empresario que supone un 29’9%, lo que nos queda como 11.589’01€, a esto le volvemos a quitar el 6’35%, tras lo que queda 10.853’11€, tras esto hay que añadir IRPF cuyo tipo será el mismo: 12’75% el estatal y otro 12% de media de las CCAA descontando los primeros 5.150€, así que este salario se queda en 9.484'36€, aquí debemos volver a realizar la separación de 97’5% a consumo y 2’5% al ahorro. De esta manera, de los 9.247'25€ dedicados al consumo, el Estado se queda mediante el IVA y otros impuestos en 7.385'78€, por otro lado, lo ahorrado que sería 237'11€, suponiendo que nos diese un rendimiento del 6% anual como el anterior, sería una cantidad de 251'34€ a lo que habría que restarle el impuesto al ahorro, por lo que se quedaría en 247’75€, sumamos las dos cantidades, y lo que eran 16.542'07€ da un resultado de 7.633'53€.

Sin embargo este no es el fin de los impuestos que pagamos, existen una infinidad de tasas preparadas para asaltar el bolsillo del ciudadano en cuanto se mueva, aquí les dejo el enlace:
http://www.agenciatributaria.es/AEAT.internet/Inicio_es_ES/_Configuracion_/_top_/Ayuda/Pago_de_impuestos__tasas_y_deudas_por_Internet/Tasas/Tasas.shtml